Próxima Estación Cultura
Este blog pretende ser un punto e encuentro para los amantes de la cultura..
jueves, 6 de diciembre de 2018
lunes, 5 de noviembre de 2012
Un espectáculo llamado Malahe.
lunes, 26 de marzo de 2012
Por el retrovisor (vuelta a los escenarios del grupo azuagueño los espejos)
Los Espejos” han vuelto a los escenarios y lo han hecho por todo lo alto. El pasado sábado en el Mambrú este grupo de casi viejos rockeros demostró que, como a los vinos, le sienta pero que muy bien el pasar de los años. La mezcla de madurez personal y artística y la posibilidad de contar con mejores medios técnicos han dotado al grupo de una calidad de la que antes carecía. Se atisbaba entonces que tras esos jóvenes con ganas y arrojo había talento. Era reconocible el don de Diego Lara para la creación de buenas melodías y magníficas letras, el halo de extravagancia, locura y misticismo que envolvía a Jesús “Belula” y la atracción que sentían las quinceañeras por Damián, el entonces James Dean del grupo; pero quizás todo quedaba ahí. El sábado, mientras sonaba “La chica de ayer”, un amigo me decía - antes veníamos a verlos porque eran nuestros amigos-. Y no le faltaba razón. Pero ahora todo ha cambiado. Todos han dado un paso al frente, un salto de calidad.
Damián ha perdido pelo y ha ganado velocidad en sus dedos, demostrando que tocar la guitarra no es un deporte y que no le influyen ni los años ni algún kilo de más. Su mayor destreza con este instrumento, especialmente en los punteos, es uno de los pilares en los que se sustenta tan notable mejoría en el sonido del grupo. Damián tiene, además, toda la humildad que se le puede pedir a un artista y eso le hace ser más grande.
A Jesús se le nota especialmente esa calma que dan los años. Ahora juega menos a parecer histriónico y más a ser músico. No obstante conserva ese punto entre el bohemio sin remedio y la locura contenida que le hace ser especial en el escenario. Cuando uno le ve ahí subido se da cuenta inmediatamente de que entre todos ellos él sea, posiblemente, el que más se aproxima a ser un artista a jornada completa.
Diego Lara mantiene todo lo que en su momento le hizo ser, al menos visto desde fuera, el líder del grupo. El nació componiendo, lo lleva dentro, y quizás habría que pedirle nuevos temas propios que reflejen en el apartado de composición esa madurez mostrada en la ejecución de los temas del pasado. Ese es uno de los pocos pecados cometidos por el grupo. Algunos de los temas son intocables, pero otros se han quedado un tanto añejos. Faltan temas nuevos. Ha mejorado en el apartado vocal, siendo mayor conocedor de sus limitaciones, lo cual le ha ayudado, como a Sabina en su momento, a ser capaz de sacarle partido a esa voz Dylaniana.
Otra cosa fundamental ha sido la mejora brutal de Manchón con las baquetas. Manolo cantaba bien, sobre todo por Manolo García, y lo sigue haciendo (me encanta como suena Princesa en su garganta), pero con el bombo, las cajas y los platillos distaba mucho de ser esa pieza tan fiable que todo grupo necesita. Eran otra época y muchas aficiones, algunas más saludables que otras. El batería es un peso pesado en un conjunto musical y sus fallos, como en el portero de fútbol, se notan más que en el resto. Quizás esa inmadurez, esa escasa concentración en lo que hacían y que afectaba a todos, era más visible en él, y la superación, notable en todos, en él ha sido sobresaliente.
Geniales versiones de Rosendo, Los Secretos, Fito, Pink Floyd, Queen. Se echaron de menos algunos temas que años atrás formaban parte del repertorio, a mi, por ejemplo, me gustaba especialmente el “Malas Noticias”
Quienes le seguimos desde hace tiempo hemos pasado del cariño a la admiración, pero no queremos otro estancamiento. Cuando se tiene arte hay que sacarlo y exponerlo, brindarlo a los demás. Nos ha encantado su vuelta, nos han sorprendido sus avances, pero nos deben tres cosas: tomárselo en serio, no dejar de caminar, y sacar un puñetero disco.
domingo, 5 de febrero de 2012
Besos de cabra.
El Desván del Duende ha vuelto con mucha fuerza, con un disco que viene preñado de muy buenas canciones y que con un poco de suerte debería ponerles en la élite del panorama rumbero de nuestro país. Este fin de semana llenaron y pusieron patas arriba la Sala Caracol de Madrid. No soy un enamorado de la rumba, tampoco de las nuevas fusiones que en torno a ella se experimentan, pero lo de esta gente va más allá, porque además de músicos son grandes poetas, al menos lo son Josele Diez y Miguel Vivas. Uno, que le da a la letra la misma importancia que a la música, no puede más que quedarse prendado ante el derroche de talento que desprenden cada uno de los versos que nos regalan en este trabajo. Miguel sabe que yo siempre destaco una canción de todo su repertorio, esa canción es “Nudo Marinero”, un tema digno de los grandes maestros. Ahora me lo han puesto difícil, ahora tengo un debate interno en el que aquel tema lucha con “De orilla a orilla” “Que te daría yo”, “A los pies de la luna”, “Vientos” (creo que mi favorita) o “Tanguillo”. En fin, que deberían comprar el disco, que además es muy baratito, y escuchar como suenan los pasos de la música y la poesía cuando caminan juntas de la mano.
viernes, 31 de diciembre de 2010
Si Pudiera... Poema de Borges.
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.